Un juzgado de Sevilla ‘obliga’ a una anciana a vacunarse contra el Covid pese a la negativa del hijo
El Juzgado de Primera Instancia número 17 de Sevilla ha autorizado a una residencia de mayores de Sevilla a vacunar a una de sus residentes, una anciana de 86 años de edad, después de que su hijo se negara a ello, alegando que la vacuna «no es del todo segura».
El estado de salud de la mujer no le permite tomar esta decisión conscientemente «ni entender qué es lo más beneficioso para su salud». Aunque su hijo desconfía de los posibles «efectos secundarios» que pueda ocasionar la vacuna, el auto dicta que es «más grave el riesgo de contraer la infección por coronavirus que la de padecer algún efecto secundario grave».
El magistrado admite que «no existe una obligación legal de vacunación» pero que «desde la óptica de la protección de la salud», la vacuna es la «única alternativa eficaz para la adecuada protección de su vida» frente al Covid-19.
Primera sentencia de este tipo en Sevilla
El Juzgado de Primera Instancia número 17 de Sevilla ha dictado un auto, en el que autoriza al servicio médico-sanitario de un geriátrico de la capital hispalense a suministrar la vacuna contra el Covid-19 a una usuaria «que no se encuentra capacitada para adoptar de una forma válida y consciente cualquier tipo de decisión que afecta a su salud», todo ello tras la negativa de su hijo a otorgar su consentimiento para la citada vacunación.
En un auto fechado el día 15 de enero, difundido por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y recogido por Europa Press, el juez atiende de este modo la petición realizada por la Fiscalía, una vez recibido el informe del médico forense sobre la pertinencia de dicha vacunación, y acuerda autorizar el suministro de la vacuna a dicha usuaria, identificada como M.G.V.M., «en la fecha que tengan prevista y en las dosis necesarias, debiendo efectuarse por personal sanitario especializado y bajo las precauciones especiales de empleo».
El magistrado argumenta en esta resolución que «la solución que debe darse al presente proceso debe ser examinada de forma predominante desde la óptica de la protección de la salud» de la mujer, «por cuanto que las posibles implicaciones relativas a la salud pública, que este caso suscita, no pueden ser objeto de valoración exclusiva en el expediente de naturaleza civil, por más que su imbricación sea evidente, y ello dado el carácter voluntario de la citada vacunación».
Al hilo de ello, y tras subrayar que «no existe una obligación legal de vacunación», el juez analiza el presente caso, que afecta a una mujer de 86 años de edad residente en un centro de mayores desde el año 2014, indicando que, «si bien no se encuentra su capacidad modificada judicialmente, al no haberse promovido el correspondiente proceso de incapacidad», del informe forense requerido «se deduce claramente que no se encuentra capacitada para adoptar de una forma válida y consciente cualquier tipo de decisión que afecta a su salud».
Así, el juez analiza las distintas patologías que sufre la afectada y concluye, en base a ello, que «no tiene capacidad para dar un consentimiento informado válido, ni entender qué es lo más beneficioso para su salud».
En este punto, indica que el hijo de esta usuaria fue informado de forma «pormenorizada» y «exhaustiva» por los servicios sanitarios de la residencia acerca de la necesidad de vacunar a su madre, sometiendo a su examen la hoja de consentimiento informado, en la cual «se describe que la vacunación solicitada es la única alternativa para superar la situación actual de pandemia; que se está efectuando de forma escalonada comenzando por los grupos más vulnerables, y que los efectos secundarios que puede conllevar se asimilan a cualquier tipo de vacuna que se encuentre dentro del calendario de vacunación oficial anual».
El hijo:»La vacuna no es segura»
Pese a ello, el familiar de esta usuaria de la residencia «decidió no otorgar su consentimiento a la vacunación», alegando que «prefiere esperar antes de ser vacunada su madre, entendiendo que la vacuna no es del todo segura, y dada la rapidez con que se ha iniciado la vacunación, de forma que no se ha podido determinar la existencia de efectos adversos».
El juez considera que los argumentos esgrimidos «son comprensibles y legítimos, propios de la génesis de una toma de decisión acerca de la vacunación de un familiar», pero entiende que los mismos «deben decaer frente al carácter seguro de la vacuna Covid-19, que cuenta con la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento, siendo en todo caso mayor y más grave el riesgo de contraer la infección por coronavirus que la de padecer algún efecto secundario grave».
Al hilo de ello, el magistrado analiza el informe médico del centro residencial y el informe médico forense aportado, que considera que la vacunación contra el Covid-19 solicitada «es una medida médico-sanitaria necesaria, que tiende a proteger adecuadamente la salud» de la afectada, concluyendo en este sentido que, «por su edad, su situación pluripatológica y su estancia en un centro de mayores -donde es un hecho notorio y público que se han dado altos índices de contagio y mortalidad por la Covid-19-«, dicha vacunación «se configura como la única alternativa eficaz para la adecuada protección de su vida frente al riesgo real de desarrollar una enfermedad grave por Covid-19».
«En definitiva, partiendo de lo anterior, y no constando una contraindicación médica para su vacunación, debe ser estimada la solicitud instada por el Ministerio Fiscal», asevera el magistrado en este auto, en el que asimismo acuerda poner en conocimiento de la Fiscalía la existencia de una posible causa de incapacitación en la afectada.